Preguntas con respuestas
Normalmente, se debe intentar lograr el embarazo durante, al menos, un año. Se considera que la mayoría de las parejas, en un 80% de los casos, conseguirían, antes o después, embarazarse durante este tiempo.
Si pasado un año no se ha conseguido la gestación, entonces se debe consultar a un especialista en reproducción humana asistida para evaluar a los dos miembros de la pareja y realizar las pruebas indicadas.
Existen excepciones por lo que, en algunas ocasiones, se recomienda adelantar esta consulta: mujeres por encima de 37 años o que puedan presentar una patología ginecológica asociada, no deberían esperar un año a consultar a su ginecólogo.
Es muy importante saber que el factor edad en la mujer es el más determinante a la hora de conseguir gestación y que la fertilidad de la mujer empieza a decrecer a partir de los 35 años.
¿Por qué nos afecta la edad a las mujeres y no es tan determinante en los varones?
La producción de espermatozoides en el varón es continua durante su edad reproductiva. En el caso de las mujeres, ya desde el nacimiento tenemos una dotación de óvulos que irá modificándose a lo largo del tiempo, objetivándose un descenso más marcado en su número a partir de los 35 años. Este descenso va a ser progresivo y más acentuado a partir de los 37 años, lo que se va a traducir en mayor dificultad de conseguir gestación con el paso del tiempo. No sólo se producen cambios en cuanto al número de ovocitos (va disminuyendo nuestra “reserva ovárica”) sino también en la calidad de esos óvulos y en su dotación genética, aumentando el número de aneuploidías o alteraciones en los cromosomas con el paso del tiempo.
¿Qué factores debo de tener en cuenta si no me quedo embarazada?
En ocasiones, además, se suman factores que también pueden afectar a la fertilidad y que podemos sospechar por datos clínicos. Muchas veces, fijarnos en nuestro ciclo menstrual nos puede dar información adicional o ponernos en situación de alerta ante cualquier cambio que motivaría una visita a nuestro ginecólogo.
Tener reglas muy dolorosas o ciclos muy irregulares puede hacer sospechar de patologías como la endometriosis o el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP). Esto no quiere decir que mujeres que presenten estas patologías no puedan conseguir un embarazo espontáneo, pero debe ser valorado por su médico. Lo más importante es recibir asesoramiento de un experto.
El ácido fólico es un tipo de vitamina del grupo B (B9) imprescindible en el proceso de división y crecimiento celular, especialmente en la infancia y durante el embarazo. Ayuda a prevenir los defectos del tubo neural en el feto, la espina bífida, e interviene en la correcta formación de los glóbulos rojos.
Por eso es recomendable tomar suplemento de esta vitamina durante la gestación; pero, sobre todo, es importante mantener un aporte de forma natural con los alimentos que lo contengan en nuestra dieta.
¿Qué alimentos contienen ácido fólico?
El ácido fólico lo encontramos en los alimentos en forma de folatos (etimología del latín “folium” que significa “hoja”) sobre todo la verdura de hoja verde: lechuga, espinacas, acelgas, brócoli, espárragos verdes. Pero también en otros alimentos y verduras como: apio, tomate, zanahorias o calabaza (ricos en vitamina A), frutas cítricas (naranjas, kiwis, papaya, fresas o frambuesas), aguacate (rico también en ácidos grasos, vitamina K y fibra), levadura de cerveza, legumbres y frutos secos, granos integrales como la quinoa, avena, arroz y pan integral (ricos también en fibra), carne de ave, pescados y maricos.
Lucy Wills, hematóloga inglesa, en 1931 identificó el folato (o factor de Wills) como nutriente que prevenía la anemia en la embarazada y demostró que esta anemia podía ser revertida con la levadura de cerveza.
Es muy importante tener en cuenta que el ácido fólico es termosensible y que una excesiva cocción de los alimentos así como la congelación de los mismos, podría eliminar gran parte del ácido fólico que lo contienen. Se recomiendan técnicas de cocinado como al vapor.
- Alimentos ricos en vitamina B12: caballa, hígado, marisco, carnes
- Importante también la ingesta de carne, fuente de proteínas; La carne roja por su alto contenido en hierro y de lácteos (fuente de calcio y vitaminas).
- No abusar o intentar no consumir: azúcares, dulces, chocolate, bebidas azucaradas y tomar hidratos de carbono con moderación (arroz, pasta y patata).
¿Debo tomar algún suplemento vitamínico?
Si se hace una dieta saludable y equilibrada, no debería haber carencia de ninguna vitamina. Pero teniendo en cuenta, que hay vitaminas que se pueden afectar según la técnica de cocinado o que muchas veces no incluimos todos los aportes en la dieta, sí recomendamos suplementar con ácido fólico en las mujeres que desean un embarazo. Normalmente se asocia a yodo, importante el aporte en el embarazo para un correcto desarrollo neurológico del bebé.
La probabilidad de embarazo en la especie humana por cada ciclo es de un 25-30%. Es decir que de cuatro parejas que tienen relaciones sin protección durante un mes, sólo una se quedaría embarazada.
Se ha demostrado que, durante el primer año, casi el 90% de las parejas conseguirían embarazarse manteniendo relaciones con regularidad.
En este contexto, vamos a comprobar cómo una dieta saludable puede ayudarnos en nuestro objetivo, contribuyendo positivamente a la posibilidad de un embarazo.
Una alimentación sana y saludable ayuda en nuestro objetivo (I)
La alimentación debe ser equilibrada y saludable. Es aconsejable realizar 5 comidas al día y evitar ciertos alimentos poco recomendables para la salud. Evitar el tabaco, el alcohol, no abusar de la cafeína y mantener un peso adecuado son factores muy importantes a tener en cuenta.
¿Qué es el Omega-3? Alimentos ricos en Omega-3
El Omega-3 es una familia de ácidos grasos que incluye principalmente 3 compuestos: ácido linolénico, ácido eicosahexaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
Las principales fuentes de Omega-3 se encuentran en los alimentos en forma de ácido linolénico, un ácido graso esencial (nuestro cuerpo no lo puede fabricar); por lo tanto, es muy importante aportarlo en nuestra alimentación. El hígado sí puede transformar el ácido Linolénico (esencial) en EPA y en DHA (ácidos no esenciales).
El pescado azul es el alimento de origen animal más rico en Omega 3: sardinas, anchoas, salmón, bacalao (especialmente el hígado), arenque, caballa y atún serían alimentos con alto contenido de Omega-3. Recomendamos los pescados de pequeño tamaño y no abusar de los grandes por su contenido elevado en mercurio.
Otras fuentes de Omega-3 son los frutos secos (nueces, almendras), semillas de lino, garbanzos, espinacas, fresas, pepino, etc. Y en menor cantidad, también lo podemos encontrar en la yema del huevo y en el marisco.
Si nos disponemos a buscar un embarazo, sería recomendable acudir a nuestro ginecólogo para revisar nuestro estado de salud.
¿Cómo puedo saber mis días más fértiles?
Cuando buscamos un embarazo es frecuente plantearnos la pregunta: ¿ovularé correctamente?, ¿cuáles son mis días más fértiles? Es importante tener claro que la ovulación se produce, aproximadamente, 14 días antes de la menstruación y que, normalmente, si la regla sucede con regularidad cada mes, la ovulación también se dará regularmente en la mayoría de los casos.
¿Cuándo debemos mantener relaciones? ¿Con qué frecuencia? ¿Debo guardar reposo inmediatamente después de las mismas?
Las relaciones sexuales deberían mantenerse con normalidad y espontaneidad, sin llegar a crear una rutina y obsesión en la pareja.
Teniendo en cuenta que los espermatozoides pueden sobrevivir en el aparato genital femenino 4 ó 5 días y que el ovocito puede permanecer hasta 24 horas para ser fecundado, lo ideal sería mantener relaciones en días alternos; sobre todo, desde 4 ó 5 días antes de la supuesta ovulación hasta, incluso, un día o dos después. Tener relaciones varias veces en un mismo día no va a incrementar las posibilidades.
La ovulación se produce horas después de que aumente una hormona llamada LH (hormona luteinizante). Existen en el mercado tiras de orina para detectar el pico de esta hormona que precede a la ovulación y que se produce entre 12- 36 horas antes de la ovulación. No es indispensable utilizarlas si nuestro ciclo es regular porque podremos predecir los días más fertiles y, en cualquier caso, su uso no debería condicionar la relación de pareja teniendo en cuenta que, además, los espermatozoides eyaculados desde 4 ó 5 días antes a la ovulación podrían fecundar el ovocito.
El reposo posterior a la relación sexual, mantener una postura con las piernas hacia arriba, etc, no incrementa las posibilidades de embarazo. El propio orgasmo produce contracciones en el aparato genital femenino que, junto con la movilidad propia de los espermatozoides, favorecen el ascenso de éstos desde la vagina hacia el útero y desde allí a las trompas de Falopio (donde se produciría la fecundación del óvulo).
Una breve exposición del doctor Nacho Hernández Medrano que explica, con claridad, la importancia de una adecuada gestión de la información médica con apoyo de las nuevas tecnologías para generar beneficio en el paciente y precisión en el diagnóstico. Publicada por TED-Ed (Ideas que merece la pena difundir).
Vídeo de TED-Ed (Ideas que merece la pena difundir). Los doctores Nassim Assefi y Brian A. Levine explican de manera didáctica en qué consiste un tratamiento de fecundación in vitro (FIV).
Llevamos más de 20 años aplicando nuestra experiencia y conocimiento en el campo de la reproducción humana en las distintas unidades que tenemos en los hospitales de ASISA a nivel nacional.
Nuestros especialistas tienen gran experiencia en el campo de la reproducción humana y no delegan su trabajo en personas con poca experiencia sino que asumen en primera persona el control y la gestión de todo el tratamiento con sus pacientes.
Además, tenemos todo el apoyo tecnológico y de infraestructura sanitaria de los centros de ASISA y del Hospital Moncloa.
Si, por supuesto: una mujer sin pareja puede someterse a un tratamiento para lograr un embarazo. No así en el caso del hombre ya que, en nuestro país, la normativa legal no permite la gestación subrogada.
Está claramente establecido que por encima de los 35 años disminuye la fertilidad en la mujer. A partir de los 42 las probabilidades son muy escasas. Está comprobado que desde los 38 años hay una caída exponencial de la fertilidad femenina.
Esto no significa que mujeres en esos márgenes de edad no puedan lograr un embarazo espontáneo, pero nosotros ponemos el foco en aquellas mujeres que tienen dificultades para lograrlo.
En general, es la mujer la que presenta más casos de infertilidad. En este sentido, habría que analizar las causas de esa realidad, entre las que destaca el retraso en la maternidad.
Se han realizado estudios muy rigurosos y puede afirmarse, de forma general, que en términos absolutos no hay razones que deban infundir dudas ante la idea de que los niños concebidos por técnicas de reproducción asistida puedan tener algún problema de salud a lo largo de su vida. Sin embargo, sí es cierto que esos mismos estudios han confirmado que podrían ver levemente incrementadas las posibilidades de padecer algunas anomalías. Sugiero la lectura de este artículo de nuestro blog Ojo clínico: “Niños y niñas como todos los demás”.
Aquí sí que considero importante un factor como el de la alimentación: en mi opinión es básica una dieta equilibrada, variada y sana; además, conviene eliminar hábitos poco saludables como el tabaco, el alcohol; también ayuda reducir o eliminar la ingesta de dulces, bebidas azucaradas y las grasas.
Cualquier alteración en la alimentación puede generar un desequilibrio en nuestro estado de salud. En definitiva, hay que comer cuatro o cinco veces al día, tomar tres o cuatro piezas de fruta, beber agua, reducir los azucares y tener una dieta muy variada.
Los aspectos emocionales influyen poco, aunque es verdad que una carga emocional negativa no ayuda. En la experiencia médica tenemos constancia de muchos embarazos que se producen en situaciones emocionalmente extremas y muy negativas, por lo que cabe pensar que si en situaciones así se ha producido un embarazo, el factor emocional no es tan determinante.
Sin embargo, sí creo que una actitud positiva, un equilibrio emocional y un apoyo psicológico por parte del entorno afectivo ayuda.
Nosotros, en UR-Moncloa, con márgenes de diferencia en función de la paciente, tenemos alrededor de un 45% de tasa de éxito por ciclo. Luego están las tasas acumuladas, donde el 80% de las parejas que se someten a tratamiento terminan logrando un embarazo pero, en muchos casos, después de pasar por los tres ciclos.
En definitiva, las posibilidades de embarazo oscilan entre un 15%-20% en aquellas que son de mal pronóstico y un 60%-80% cuando tienen buen pronóstico.
Si después de tres ciclos de fecundación in vitro (tras punción ovárica) con transferencia de los embriones obtenidos no se ha logrado un embarazo, hay que pensar que la técnica aporta poco respecto a las posibilidades reales de lograrlo. Por tanto, el límite en principio son tres ciclos, a no ser que en el proceso se haya detectado algún factor que, objetivamente, mejore las expectativas.
En principio, y de forma general, desde el inicio de la estimulación hasta la trasferencia de embriones o, en su caso, la inseminación, suelen transcurrir dos semanas.
En absoluto. El riesgo, en todo caso, es inherente a la posibilidad de una gestación múltiple, no por el hecho de utilizar técnicas de reproducción humana.
Los riesgos del procedimiento, si éste se realiza con los controles adecuados, tanto para inseminación como para fecundación in vitro, son mínimos y suelen estar asociados a la patología de las pacientes.
Actualmente son técnicas muy protocolizadas con tasas de complicación muy bajas derivadas de la propia técnica. Más allá de lo reseñado, el resto de potenciales complicaciones no difieren de las originadas por una gestación espontánea.
Debe continuar con su vida normal, sus tareas cotidianas, evitando situaciones de estrés, grandes esfuerzos y actividades deportivas intensas. En definitiva, aplicar el sentido común.
Son la fecundación in vitro (FIV) y la inseminación. En la FIV el proceso de fecundación (unión) de óvulo y espermatozoide se realiza en el laboratorio.
Para ello se somete a la paciente a una punción transvaginal en el momento ovulatorio. El uso de fármacos que estimulen de manera controlada el desarrollo de más de un folículo nos permitirá obtener mayor número de ovocitos para ser fecundados. Después, los embriones obtenidos son trasferidos al útero en un número máximo de tres y siempre intentando optimizar las posibilidades de embarazo con un mínimo riesgo de gestación múltiple.
Es la técnica más utilizada. La inseminación consiste en colocar en el momento de la ovulación, dentro del útero, el semen previamente capacitado en el laboratorio, optimizando al máximo tanto alteraciones seminales leves, como la ovulación en aquellas pacientes donde este proceso está alterado y tiene que ser inducido con medicación.
Actualmente, en la mujer la causa más habitual es el factor ovocitario, sobre todo en relación a la edad. Existe un lema en medicina de la reproducción que afirma que “a los 25 me embarazo el doble que a los 35”.
Otra causa habitual está en relación con la patología de las trompas (ya sea por endometriosis o infección). En el caso del hombre los factores que condicionan de manera importante su fertilidad suelen relacionarse con alteraciones severas en el seminograma.
Una historia clínica, un seminograma y una ecografía vaginal nos permiten, en un 80% de los casos, llegar a un primer diagnóstico en el que muchas veces se puede establecer la indicación del tratamiento. Solo nos quedaría hacer una valoración de una posible afectación de las trompas mediante una histerosalpingografía (prueba radiológica para comprobar el estado y permeabilidad de las trompas de Falopio) que, en muchas ocasiones, no es necesaria si ya está indicada una fecundación in vitro en base al estudio preliminar. El resto del estudio nos va a permitir optimizar al máximo los tratamientos con los mínimos riesgos y, en algunos casos, establecer el motivo de la alteración y tratarla.
Si tras seis meses intentando de forma natural lograr un embarazo empiezas a intuir que algo podría estar dificultando ese objetivo, debes acudir a consulta, especialmente si tienes más de 35 años o, teniendo menos, habéis tenido alguno de los miembros de la pareja algún problema médico que pueda haber afectado las posibilidades de embarazo.
Si no existe un factor edad ni tienes sospechas en relación a tu salud reproductiva y de tu pareja, la medicina dice que debes acudir después de un año de intentar buscar un embarazo espontáneo.
La directora médica de UR-Moncloa, doctora Carmen Segura, reconoce que “cada vez son más las razones que nos llevan a pensar que una dieta saludable contribuye positivamente en un tratamiento de fertilidad. Tenemos claro que una alimentación sana y equilibrada no sólo mejora notablemente el estado general de salud sino que predispone positivamente a la paciente que va a someterse a un tratamiento de fertilidad”.
Recomendaciones generales
Cuando comemos en casa, todo es más saludable si le ponemos voluntad. En nuestra cocina tenemos más libertad de elección, lo que nos permite innovar recetas ricas y nutritivas. Además, podemos elegir también los métodos de cocinado más saludables.
Si tenemos que comer en nuestro lugar de trabajo, la cosa se complica, pero existen soluciones. Debemos optar por ensaladas y/o verduras como guarnición, en lugar de patatas fritas o análogos.
Entre las carnes, elegir las preparadas con menos aceite: a la plancha, a la parrilla, al horno, etc.
Hay que priorizar el consumo de pescado y optar por cocinarlos con poco aceite, evitar los rebozados y apostar por alternativas como el cocinado al vapor como un método muy saludable para este tipo de alimentos (y las verduras).
Algo que debemos tener presente es el volumen de los platos que ingerimos, es decir, evitar excedernos con las cantidades, tratar de no servirnos dos veces del mismo plato y procurar que las verduras –a modo de guarnición o primer plato– ocupen la mayor parte del mismo.
Optar por los postres a base de frutas y los lácteos no azucarados.
Cuando se busca embarazo es importante mantener unos niveles adecuados de ácido fólico que pueden conseguirse con una dieta adecuada y alimentos seleccionados (ricos en ácido fólico) como: lechuga, levadura de cerveza, zanahorias, escarola, tomate, perejil, espinacas cocidas, brécol cocido o frutos secos (sin exceder las cantidades recomendadas).
Es importante hacer cinco comidas al día, tomar tres piezas de fruta, priorizar pescados y verduras, beber dos litros de agua y, muy importante, evitar alimentos procesados ricos en aditivos cuyos efectos son nocivos (www. aditivos-alimentarios.com).
Intentar evitar las bebidas de cola, refrescos, bollería industrial, comida precocinada, pan de molde, dulces y golosinas (que no engorden a ciertas personas no quiere decir que sean muy poco saludables). Tampoco debemos abusar de las conservas, el té y el café.
Por último, conviene tener muy presente que existen factores que perjudican nuestro equilibrio nutricional y disminuyen los niveles de ciertas vitaminas como el consumo de alcohol, el tabaco, los aditivos, situaciones de estrés, el azúcar o alimentos azucarados, los antibióticos, los laxantes, las drogas, etc.
¿En qué consiste un buen desayuno?
Debemos tener en cuenta la importancia de la triada compuesta por:
- Lácteos: 1 vaso de leche, 1 yogur fresco o queso.
- Cereales: pan, pan integral, repostería casera.
- Frutas o zumos naturales. También se podría complementar en algunas ocasiones con otros alimentos proteicos como huevos, jamón, frutos secos, etc.
Media mañana
Es recomendable que no pasemos muchas horas sin comer entre el desayuno y la comida. ¿Cómo alimentarse entre horas? Con un almuerzo saludable al mediodía.
- Fruta + yogur desnatado.
- Café con leche + tostada con tomate y aceite de oliva.
- Bocadillo de queso y tomate + zumo de frutas.
- Frutos secos + yogur de frutas.
La comida
Teniendo en cuenta que la mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos en nuestra dieta diaria, son recomendables combinaciones en base a los siguientes productos para elaborar un menú saludable:
- Legumbres: una ración. Ocasionalmente se puede sustituir por arroz y pasta pero sin abusar.
- Ensalada o verduras: una ración o guarnición.
- Carne o pescado o huevo alternativamente: una ración.
- Pan: una pieza.
- Fruta: una pieza.
- Agua (evitar bebidas con gas y edulcorantes con aditivos que no son saludables).
Algunas combinaciones para nuestro menú saludable
- Lentejas/garbanzos + pechuga de pollo a la plancha + alcachofa al horno + pan + fruta + agua.
- Paella de marisco + ensalada con atún y huevo duro + fruta + pan + agua.
- Gazpacho + pescado con patatas al horno + ensalada + pan + fruta + agua.
- Bocadillo pan integral con de lomo y queso + zumo de fruta + yogur + agua.
- Carne de hamburguesa a la plancha + ensalada de tomate, aguacate y queso fresco + fruta + pan + agua.
La merienda
La merienda nos brinda los nutrientes necesarios para completar el aporte energético del día. Podemos elegir una fruta o zumo de frutas, leche o yogur, un pequeño bocadillo y reservar la bollería (casera, por supuesto) para una o dos veces por semana.
La cena
Es la quinta y última comida del día, por lo que debemos procurar consumir aquellos alimentos de la pirámide que no hemos consumido en la comida.
También debemos tratar de consumir alimentos fáciles de digerir, como verduras cocidas, sopas, pescados o lácteos, para tener un sueño reparador no perturbado por una digestión difícil.
Por lo tanto, en la cena podemos incluir:
- Ensalada o verduras cocidas.
- Pescados, huevos, aves o pequeñas porciones de carne.
- Pan: integral.
- Frutas enteras, ralladas, crudas o cocidas.
- Lácteos: yogur fresco, leches fermentadas, etc.