¿Qué hacemos los embriólogos en el laboratorio? (1/3)

¿Qué hacemos los embriólogos en el laboratorio? (1/3)

Cuando nos planteamos temas sobre los que difundir nuestras experiencias en las técnicas de reproducción asistida, a menudo nos desgastamos pensando sobre nuevas aplicaciones, técnicas, y artículos de investigación. Sin embargo, por el feedback obtenido tras el contacto directo con nuestros pacientes, caemos en la cuenta de que olvidamos hacer pedagogía sobre los procesos comunes del laboratorio, y que por ser labores de rutina consideramos como “menores” o menos importantes, y resultan ser básicas para la consecución de nuestro fin esencial: ayudar a nuestros pacientes a solucionar su problema de salud.

Por eso, desde la Unidad de Reproducción HLA Moncloa, nos hemos propuesto explicar, en sucesivas entregas, los diferentes procesos que deben superar tanto gametos masculinos como femeninos en el interior del laboratorio y que aparecen normalmente ocultos a los ojos de las pacientes. Lo intentaremos trasladar de forma fácil, directa, si entrar en excesivos tecnicismos, pero con rigor, con la intención de informar y también normalizar, en la medida de lo posible, estos procesos.

Preparación de la muestra seminal

Se tiende a pensar que la preparación de los espermatozoides para un tratamiento de reproducción asistida es mucho menos importante que la del gameto femenino. Quizás sea así si nos fijamos en que su obtención es claramente más sencilla, y los cuidados que en general debemos tener en cuenta son menores que en el caso ovocitario ya que los espermatozoides están configurados para sobrevivir fuera de su propio medio. En cualquier caso, en gran parte de los ciclos de reproducción asistida, pueden resultar determinantes para el resultado final (principalmente en muestras de baja concentración, movilidad, o con factor masculino severo). De hecho, a día de hoy, hay más técnicas de selección espermática según la calidad y características seminales, que de tratamiento para los ovocitos. En fin, una cuidadosa preparación puede llevarnos a un trabajo más cómodo que redundará también en el resultado final y aquí nos ocuparemos la más generalizada.

El proceso de capacitación intenta simular las condiciones del proceso que los espermatozoides experimentan en su paso natural por el interior uterino y la trompa, en su trayectoria hacia el ovocito. El objetivo es seleccionar aquellos espermatozoides con mejor movilidad, eliminando para ello el plasma seminal, espermatozoides inmóviles y células junto con otras impurezas que puede contener el eyaculado.

Además, con la capacitación, se pretende dar lugar a una modificación cualitativa en la movilidad del flagelo (la cola del espermatozoide) que favorezca la penetración en el ovocito a través de la zona pelúcida (aquella que rodea el citoplasma ovocitario) y de esta manera se lleve a cabo la reacción acrosómica.

Una vez recogida la muestra, esperamos su liquefacción completa, y valoramos en el microscopio su concentración total y porcentaje de espermatozoides con movilidad progresiva. En base a estos parámetros, se realiza un gradiente de densidad específica de medios a los que se añade un medio denso en la parte del fondo de un tubo (de forma cónica) y otro (el mismo) pero con una densidad menor y que añadido con la suficiente delicadeza forma una capa bien definida encima del anterior. Posteriormente se añade parte de la muestra seminal, y digo parte porque por regla general se disponen dos tubos de cada muestra seminal a tratar.

Los tubos se colocan en una centrifugadora que somete a la muestra a una fuerza que la desplaza al fondo del tubo. Debido a las diferentes densidades, el plasma seminal queda encima del todo al final del proceso (en nuestro caso son 1400 rpm durante 25 minutos) y las células e “inmóviles” entre las dos capas de gradientes; por su parte, los espermatozoides capacitados en el fondo.

Posteriormente rescatamos los fondos de cada tubo con una pipeta de vidrio, con la precaución de no contaminar con las capas de arriba; se unen en un tubo limpio y se lavan con un líquido especial de lavado. De esta manera, tendremos una selección de los espermatozoides que buscamos. A continuación, dos vídeos: el primero con una muestra de semen sin capacitar y, el segundo, la misma muestra capacitada: las diferencias son evidentes.

La captación ovocitaria

La captación ovocitaria no es más que eso: la visualización y recuperación de los ovocitos que el ginecólogo ha aspirado en el quirófano junto con los líquidos foliculares. Durante el proceso de punción folicular, el ginecólogo extrae a través de una aguja, de una longitud específica, el líquido contenido en los folículos crecidos en el ovario de la paciente durante la estimulación, y que en principio van a contener los ovocitos con los que trabajaremos nosotros. Eso sí, previa sedación de la paciente.

Primero se lava la aguja y el conducto que la lleva al punto de recolección de líquido folicular con un medio de lavado previamente calefactado, para atemperar en la medida de lo posible todo el sistema y eliminar cualquier tipo de impureza que haya podido quedar durante el proceso de fabricación del material, ademas de favorecer el paso posterior del liquido procedente del folículo ovárico. Este paso está monitorizado mediante el ecógrafo, cuya sonda lleva acoplada una guía por la que se introduce la aguja, de forma que se puede apreciar en la pantalla ecográfica cada uno de los movimientos y la situación de la aguja, además de favorecer su control. Por su puesto, este material utilizado esta esterilizado y, además, es desechable.

Conforme se va realizando la extracción, nos va llegando de forma inmediata al laboratorio, conservando la temperatura en todo momento. Nosotros los trasladamos a nuestras placas atemperadas previamente en una cabina de flujo laminar que asegura que no contaminamos con nada externo a la vez que tiene la base calefactada a la temperatura adecuada. La conservación de la temperatura como se puede imaginar, es un punto determinante, entre otros, en todos los procesos de laboratorio.

Nuestro cometido empieza en la búsqueda entre esos líquidos, y que en gran medida contiene otro tipo de células, de los ovocitos que, en mayor o menor medida, aparecerán rodeados de las denominadas células de granulosa. Los rescataremos de su medio y los dispondremos todos en un medio atemperado limpio especial para que no “sufran” durante el tiempo que transcurre entre su extracción y su traslado al incubador. Este “rescate” se realiza recogiéndolos suavemente desde su medio folicular a través de una pipeta de vidrio estéril.

Una vez “rescatados”, se trasladan a otro medio especial para mantener las condiciones ideales de conservación dentro del incubador y esperar el tiempo debido hasta el siguiente proceso.

Debemos tener en cuenta, no obstante, que una vez se introduce la guía de punción para la captación ovocitaria, los ovocitos van a dejar de estar en su medio natural y pueden estar sujetos a variaciones fortuitas que no tendrían lugar ni en el ovario ni en el tracto genital femenino. Los especialistas nos aproximarnos a esas condiciones casi al máximo que la ciencia y la tecnología nos proporciona, pero también es verdad que la línea que nos separa, cada vez es más fina.

Una vez realizada la captación y, en nuestro caso, con los ovocitos en el incubador, nos prepararemos para el comienzo de una batería de decisiones que se pueden ir complicando según todos los parámetros individuales de cada paciente de cara a la siguiente fase: la denudación ovocitaria (en el próximo artículo).